Nos pasamos mucho tiempo
intentando tener pareja y ¿qué nos pasa cuándo la tenemos?, ¿cuidamos
de nuestra pareja como cuidamos de nuestros hijos?, ¿la respetamos?, ¿la
escuchamos?, ¿nos divertimos con ella?...quizás hayamos contestado a muchas
preguntas de manera negativa.
La dificultad no está en
el modelo
de pareja, aunque algunos modelos son más fáciles que otros. Existen
muchos modelos de pareja, parejas casadas, parejas homosexuales, parejas que
viven separados geográficamente, parejas de hecho, parejas con hijos, parejas
sin hijos, parejas con hijos adoptados, parejas que viven en casas diferentes…no
existe una manera mejor que otra de estar en pareja, sólo que el modelo elegido
haga feliz a las dos partes.
La comunicación sincera y empática es la única vía para
cuidar la pareja en el día a día, en las pequeñas cosas, manteniendo el interés mutuo. El cuidado y el respeto son
fundamentales para que el amor perdure y la convivencia no se convierta en un
campo de batalla.
La convivencia es dura y
algunas veces desgasta, ya que implica una negociación
continua (y se acentúa con la llegada de los hijos), donde terminan mis derechos
y dónde comienzan los suyos.
La pareja no es un ente
estático, es decir evoluciona con el paso de los años, igual que a los 30 no
tenemos los mismos gustos que a los 20, la pareja evoluciona, se transforma,
por tanto los contratos cambian, (lo
que queríamos al inicio de la pareja, puede que no sea lo que queramos después
de años de convivencia), por tanto es fundamental aprender a expresar las necesidades y saber poner límites claros a lo que no
queremos.
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