lunes, 17 de septiembre de 2012

La hermusa de ser persona...


Este verano he estado en la Comarca de los Oscos, Asturias, me cuesta describir con una sola palabra las  sensaciones allí vividas. Ha sido un reencuentro con el CONTACTO, por un lado  con las personas (amables, cariñosas, respetuosas, generosas….), por otro lado con la naturaleza, (amplitud, luz, silencio, calma…).  Por dentro lo que sentía era emoción, felicidad, goce, y a mi cabeza  me venía…¡Existe la HUMANIDAD! . Vivir en una gran ciudad a veces nos hace deshumanizarnos, vamos cada uno a lo nuestro, no vemos a quien tenemos al lado, quizá no sea nuestra intención, pero terminamos “ignorándole” o “molestándole”, ….hablamos del estrés, de las prisas, de los nervios, de las largas distancias por recorrer, de las reuniones o “conferences “ que debemos atender, de los clientes a los que dar respuesta, correr, correr, correr…¿y para qué?, ¿para ganar un poco más?, ¿para ahorrar un minuto de nuestro tiempo para después invertirlo en mirar el ipad?, ¿para tener más cosas materiales que el vecino?, reflexiona por un momento, ¿para qué corro?, ¿para qué voy tan deprisa?... . 

Este verano me ha sentado bien, me he dado cuenta de que se puede vivir sin prisas y ser eficaz, me refiero a hacer lo que quiero hacer cuando necesito hacerlo. Fui a comprar una artesanía para hacer un regalo a un familiar y lo que yo buscaba no lo tenía, y al día siguiente regresaba para Madrid, y al artesano me dijo, “ahora me voy a tomar unos vinos y después veo si te puedo hacer el encargo”, mi cabeza (con mis prejuicios) me dijo: “no te lo va a hacer, olvídate”. Me quedé boquiabierta cuando al llegar al hotel al final del día, el artesano me había dejado en un sobre la pieza de artesanía que le había pedido….lo que aprendí es a confiar más, la vida provee, el artesano me dio una lección de generosidad, de sencillez, y sobre todo de RESPONSABILIDAD, una manera cálida y espontánea de atender me como cliente, sin venderme ni embaucarle con palabras maravillosas y vacías de contenido que es a lo que estamos acostumbrados por las grandes empresas y sus activos call center, que no paran de llamarnos para “vendernos” algo y al final nos sentimos traicionados y engañados. Falta responsabilidad y compromiso.

¡ Si todos hiciésemos lo que nos hemos comprometido hacer, la Sociedad sería maravillosa!, es decir, si todos nos RESPONSABILIZASEMOS con nuestro trabajo, el médico ayudar a sus pacientes a vivir de manera saludable, el maestro a ayudar a sus estudiantes a ampliar su visión de la vida, aprender a aprender, el zapatero facilitar la comodidad de sus clientes, el barrendero sintiendo orgullo porque las calles lucen limpias…a veces nos olvidamos de la misión para la que estamos aquí y nos enganchamos con los superfluo y lo banal y así perdemos energía, nos desmotivamos, nos enfriamos, nos deshumanizamos.

 

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