miércoles, 12 de diciembre de 2012

La memoria corporal y bioenergética

Hacía cuatro años que no esquiaba, y desde mi cabeza, por un lado, creía que no me acordaría, aunque a ratos me decía, “es como montar en bici”, seguro que te acuerdas…y así fue, dejé la cabeza a un lado y simplemente usé mi intuición, pude recordar los movimientos, la postura de las manos, los giros….y eso que aprendí a esquiar de mayor…¿Para qué os cuento esto?, para deciros que el cuerpo tiene sus propios registros, en el cuerpo se nos quedaban grabadas las sensaciones y emociones, el cuerpo recuerda, a veces no nos acordamos con la cabeza, sin embargo nuestro cuerpo nos habla…no sabemos de qué sentimos miedo, pero lo sentimos  (me refiero a cuando nos dejamos sentir, sin que pase por la cabeza, sin que la cabeza etiquete la emoción)… Esto es sobre lo que trabaja la bionergética, una nueva herramienta que estoy incorporando a mi quehacer terapéutico, trata de recuperar la memoria del cuerpo, la más primaria, la más auténtica, la que no usa la palabra, lo verbal, así tiene menos distorsiones. Con la bionergética invitamos al cuerpo a ponerse en contacto consigo mismo, con lo que le pasó cuando la palabra estaba o  no instaurada. La  bionergética nos ayuda a recordar escenas que no pueden acceder a nuestro recuerdo de otra manera, ya que para eso están las defensas actuando con toda su artillería pesada, muchos pacientes me dicen, “es que apenas tengo recuerdos de la infancia”, sin embargo, si dejamos hablar al cuerpo, éste recuerda, las sensaciones, los olores, ...lo que ocurrió, lo que sucedió…y así, después con la palabra, podemos ir integrando. También usando la bioenergética, podemos abrir, expandir, energetizar aquellas partes de nuestro cuerpo que quedaron rígidas, quietas, fijas, contenidas. Por ejemplo, abriendo el diafragma, permitimos que entre más aire a nuestros pulmones, esto además de calmarnos, nos permite sentir más, estar más en contacto con nuestras emociones y por tanto “darnos cuenta de lo que nos pasa”

La bionergética hace hincapié en la energetización del cuerpo como vía de contacto con lo emocional, amplificando los mecanismos perceptivos que conducen finalmente a un incremento del “darse cuenta” de los contenidos que constituyen nuestra propia realidad – cambio del estado subjetivo por el estado objetivo - , limpiando el pasado e integrándolo en el presente real con un sentido de utilidad, y desarrollo del derecho al placer en el día a día y proyectado al futuro. (Dr. Antonio Asín)

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