Terapia Gestalt


Mi quehacer terapéutico es esencialmente gestáltico. La Terapia Gestalt pertenece a la Psicología Humanista, y comparte con ella la confianza en el desarrollo del potencial del ser humano, tanto afectivo como sensorial, intelectual, espiritual... Su creador fue Fritz Perls por los años 50. La Gestalt legitima la expresión genuina de los sentimientos, las emociones y el sentir corporal (sensaciones), con independencia de si es “correcto” o “incorrecto”, “sano” o “patológico”.

Para la Terapia Gestalt la neurosis es la pérdida de la capacidad del “darse cuenta” sensorial y emocional. Por eso la terapia se centra en el aquí y ahora de la sesión, donde invito a mis pacientes a que conecten con su experiencia corporal y emocional. El pasado se actualiza en la medida en que uno se percata de cómo evita darse cuenta y de cómo interfiere en su relación con el mundo.

Mi trabajo es integrador (integro la Gestalt, con la Bioenergética, el Psicoanálisis y el Psicodrama), trabajo con los tres centros: emocional, intelectual y motor.

El trabajo emocional conlleva una confianza implícita en nuestra naturaleza, nuestro organismo se manifiesta a través de las emociones, a pesar de que el factor social tiende a entorpecer su libre expresión. La terapia gestalt consiste en despenalizar las emociones (no existen emociones buenas y otras malas). Aprender a fluir emocionalmente requiere tomar conciencia y responsabilizarse de lo que uno siente, en lugar de controlar, manipular, explicar y justificar. Invito a mis pacientes a que vivencien y se entregue a sus emociones, tanto si son dolorosas como placenteras, amorosas o agresivas. Las emociones solo se vuelven destructivas como resultado de la impotencia para expresarlas.

Los conflictos emocionales se reflejan en las manifestaciones corporales, que generalmente escapan más a nuestro control que lo expresado con palabras, por ello abordo el trabajo corporal tomando el cuerpo como guía para conectar con los procesos internos. Doy especial relevancia al lenguaje no verbal, a la toma de conciencia de la respiración, posturas, gestos, expresiones de la cara y tonos de voz, para favorecer que el paciente amplíe su propia conciencia corporal y para favorecer, a través del movimiento, la descarga de las tensiones musculares o la liberación de las energías retenidas.

Por último, elaborar la experiencia terapéutica implica también la comprensión intelectual de lo que uno experimenta, se necesita del intelecto para desidentificarse de las ideas preconcebidas y los autoconceptos, para cuestionar las creencias estereotipadas, tomar decisiones y desarrollar recursos genuinos.

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